Hoy me he encontrado con una persona a la que conocí recientemente, en estos últimos años. Caminaba acompañada de otra mujer, una enferma de Alzheimer con síntomas avanzados y ya evidentes de este mal que no perdona.
Cuando le mostré interés por su caso, preguntándole con cautela si se trataba quizás de algún familiar, mientras pensaba para mis adentros que probablemente sería su propia madre, ella me contestó que no. Y a continuación, tras una leve pausa de reflexión introspectiva, me explicó que:
a) Seguía liadísima con una serie de importantes gestiones y organización de eventos de alto standing, en las oficinas donde trabaja (lo de "importantes gestiones" y "eventos de alto standing" entiéndase que lo aporto de mi cosecha, pero, con sus propios términos, así vino a sugerírmelo).
b) No obstante, como tenía un par de horitas libres por la mañana, le habían pedido que tuviese a bien, si no era mucha molestia, acompañar a la enferma (lo de "tuviese a bien" y "si no era mucha molestia...", también de mi libre interpretación, of course, pero igualmente sugerido).
y c) Que la persona que le había pedido tan ímprobo favor era, por supuesto, alguien muy importante, conocido y reconocido en la ciudad, con quien sólo alguien igualmente importante, conocido y reconocido en la ciudad podría tener la suficiente relación y hacerse acreedor de la suficiente confianza como para dar lugar a semejante petición y planteamiento de favores.
Así que..., recapitulando..., la reflexión introspectiva de la susodicha paría, finalmente, sus frutos, y ésta venía a explicarme que:
a) Yo sigo empleada, a ver si te vas a creer tú... Y no en un puesto cualquiera, no... Que ya sabrás tú que el mío es muy importante y re-que-te-burocrático, lo más de lo más...
b) Yo no trabajo como cuidadora de enfermos, ni mucho menos necesitaría hacerlo por razones de índole económica (véase de nuevo apartado anterior). No te quedes tú con eso, que no es ésa la imagen ni la impresión que a mí me apetecería dar, que a mí no me gusta eso, y que no, y que no, y que no... Que esto es un mero favor de buena samaritana, oye... Y que te quede bien clarito.
y c) Y no a cualquiera, por cierto..., que yo soy lo suficientemente importante, conocida y reconocida como para hacerle un favor de esta índole sólo a alguien igualmente importante, conocido y reconocido. He dicho...
Y bueno..., en fin..., que algo así, más o menos, fue como se desarrolló el encuentro y la conversación. Y que como llevo ya bastante tiempo sin escribir, pues tampoco me dan para más las fuerzas. No coment.